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Publicado el 10/10/2021 – Actualizado hace 6 meses.
En los mitos griegos aparece la homosexualidad y la “pederastia” como atributo de decena de personajes, tanto en reyes, como en héroes o dioses.
Recuérdese a Tamiris un músico de gran belleza que se destacaba en el arte del canto y de la lira y que había tratado de rivalizar en esa disciplina con las Musas. Las musas tuvieron un encuentro con el, un especie de certamen para ver quien cantaba mejor, y vencido Tamiris fue privado de su talento y de su vista. Había pedido, en caso de ganar, unirse a todas las musas.
Un día Tamiris se encontró con un muchacho de gran belleza llamado Iacinto y por amor hacia él inventó la Pederastia.
Iasinto era tan hermoso que hasta el Dios Apolo se enamoró de él, un día en que los dos se entretenían lanzando el disco el viento desvió el disco que reboto contra una roca, con tanta mala fortuna que le pego a Iacinto en la cabeza y lo mató. Apolo quedó tan consternado que para inmortalizar el nombre de su amigo transformó la sangre que había brotado de su herida en una flor nueva, el Jacinto, cuyos pétalos llevaban unas señales que recordaban el lamento del Dios.
El Rey Minos se atribuía que el era el raptor de Ganímedes y no Zeus. Ganímedes era el ser más hermoso entre los mortales y había enamorado al más poderoso de los dioses, Zeus, en el Olimpo Ganímedes era el Copero (Mozo) de los dioses.
Según la tradición era Zeus el que lo había raptado, posterior al rapto sucedió la invención de la homosexualidad.
Pasamos de lo mítico a lo histórico:
En Grecia, jóvenes y viejos se exhibían desnudos en la palestra o en el gimnasio. Entre los cuerpos desnudos un hombre maduro se fijaba en un adolescente y lo perseguía con sus asiduidades, si el adolescente aceptaba y se unía a el se creaba entre ellos una intimidad muy particular. La diferencia de edad era un asunto fundamental para estas relaciones.
Jacob Volhard consideraba que esta costumbre provenía de la situación social de las mujeres que eran muy excluidas en la Grecia antigua, por ejemplo no podían ni acercarse a ver a los juegos Olímpicos, ahí los muchachos competían desnudos. También eran excluidas de los simposios, banquetes donde se discutían algunos asuntos, en donde se tomaba vino, en general eran excluidas de todo lo más alto de la vida griega, lo agonal, lo relacionado con la competencia con la lucha sin encono, Eran, entre otras cosas, un lugar de exposición de la belleza juvenil, entonces allí aparecía, ante la ausencia de la mujer, el desarrollo del amor entre los hombre.
En muchos gimnasios se veían la estatua de Eros entre Hermes y Heracles.
Ninguna incitación a la depravación existía entre el Erastes (el Amante) y el Eromenes (el Amado).
Era Amor concebido como irremplazable sin comparación con ningún otro y estaba fundado en la admiración recíproca.
El hombre mayor adoraba la juventud y tenía la tarea de proteger a su amado, formar su espíritu y consagrarle lo mejor de su pensamiento. Sin embargo había un límite, no debía tener una edad superior a los 45 años.
El Eromenes debía ser una adolescente de edad comprendida entre los 13 y los 18 años.
Un detalle: Estos adultos que buscaban un joven como amante y también como discípulo, eran hombres casados, con hijos y que frecuentaban a las prostitutas.
El homosexual y el transvestido eran mal considerados incluso castigados por la ley en caso de que ese amor fuera mercenario (a cambio de algún beneficio monetario).
En Atenas sólo se castigaba la violencia y solo se atacaba al que se había vendido con ánimo de lucro.
“Solo mediando el dinero y la violencia, esta forma sexual, adquiría carácter vergonzoso, sino, no”
Un ejemplo de ello, es un pleito entre dos hombres llamados Equines y Timarco. Esquines denostaba a Timarco, un joven que a los 13 años se vendía por 1 Dracma.
Decía Equines:
– “Yo no critico los amores honestos, si no que condenó como condena la ley los amores mercenarios”-
Luego citaba una serie de parejas de antiguos amantes y recordaba a los jueces los nombres de algunos muchachos conocidos que eran respetados que debido a su gran belleza y sus virtudes habían sido bien amados. Según Esquines, Timarco era esclavo de las pasiones más despreciables.
Timarco tuvo cientos de amantes hasta que perdió su belleza y juventud. Murió en la miseria, en un suburbio infame.
Otro detalle: Los únicos gobiernos que perseguían el amor entre hombres y la gimnástica, que era su ámbito, eran las tiranías que temían las conspiraciones.
Temían a las conspiraciones y no lo hacían por razones morales.
Policrates destruyó las Palestras aunque mantuvo para él su propio harén masculino.
La pederastia griega exigía la igualdad social de los amantes, era necesario que el muchacho fuera de condición libre para que ese amor pueda desarrollarse en la reciprocidad y la comunión intelectual.
Esto no sucedía en Roma, había una gran diferencia entre Grecia y Roma.
Los romanos preferían comprar su placer, la aristocracia romana se libro a la pederastia como exhibición de elegancia y distinción. Los grandes señores se creían obligados a tener en sus casa harenes de bellos adolescentes llamados Paedagogias y daban a sus muchachos nombres cariñosos como Delicati Pueri o Deliquia e Domine. Estos mancebos formaban parte del lujo de la casa, se los compraban muy caros y se los exhibía con orgullo.
Se trataba en general de esclavos nacidos en casa de su amo y otras veces de extranjeros importados por los mercaderes para ser vendidos a los aficionados en mercados esclavistas.
Se ubicaba a estos muchachos, que eran muchas veces niños prácticamente, en un estrado entre otros productos traídos de los países bárbaros, y eran obligados a fingir maneras delicadas, a pronunciar palabras aprendidas de memoria, todo para lograr ser comprados.
Llegaban generalmente del África, los mercaderes los compraban a bajo precio en las orillas del Nilo, en Etiopia o en Siria. Los alejandrinos eran los más buscados y se pagaban precios elevados que variaban según la edad y la belleza, pero también merced de sus habilidades.
No solo servían estos esclavos para satisfacer la sexualidad de su amo, si no que también para ser de servidores en los banquetes, lavar los pies y las manos de los invitados, ahuyentar las moscas con ramas de Mirtos y cantar o bailar.
Gran diferencia existía entre el Erastes griego y el amo romano, mientras que el primero cuidaba del espíritu de su amado, los romanos por el contrario cultivaban en sus mancebos la insolencia y la vulgaridad.
Era costumbre en las familias Patricias de Roma que cuando su hijo entraba en la pubertad le entregaran a un esclavo, también adolescente, que compartía su lecho y se prestaba a sus primeros impulsos sexuales. Estas relaciones eran admitidas a condición de que no se prolongasen pasada la pubertad. Desde el momento que el mancebo esclavo abandonaba la adolescencia era indigno de tener relaciones con el.
Algunos libertinos, demasiados enamorados de sus muchachos, los obligaban a rasurarse y a afeitarse para fingir menos años y no ser víctimas del desprecio de los demás.
Curiosamente se reprobaba la conducta afeminada, es decir, era natural sodomizar a un joven esclavo pero un ciudadano libre se deshonraban si se sometía a otro, cuando lo hacia, se lo tachaba de impudicus. Este decreto no comportaba ninguna sanción jurídica sobre el cuerpo del culpable.
Julio César era bisexual y se lo llamaba “el marido de todas las mujeres y la mujer de todos los maridos”
Durante la campaña de Bitinia entró en relaciones con el Rey de Bitinia, Nicomedes, y mientras celebraban su triunfo los soldados gritaban:
-“Cesar a vencido a la Galia, Nicomedes a vencido a Cesar”-
Un día que reclamaba en el senado fondos para la guerra de Bitinia, declaro:
-“¿Acaso es necesario, Senadores, recordar todo lo que hemos recibido de Nicomedes y todo lo que el ah recibido de nosotros?”-
A lo que un Senador respondió: -“No ofenda a Roma mi señor”-
Todos conocemos las costumbres de Calígula, de Adriano y de su amado Antino.
A la muerte de Antinoo, el emperador Adriano, hizo que se levantasen estatuas y templos en su gloria.
Y citemos para terminar a Nerón que se atrevió a casarse solemnemente con su liberto Pitágoras (no tiene nada que ver con el Pitágoras de los teoremas) y se hizo conducir al altar cubierto con los velos característicos de las novias romanas.
También se caso con el liberto Esporo, a quien antes había hecho castrar para a continuación celebrar unas fiestas en las que le dio a Esporo el titulo de Emperatriz.
Había una gran diferencia entre la práctica griega de la pederastia y la práctica romana. Hay un dicho platónico que se refiere a esto, al Eraste, que era el amante, y al Eromenes, que era el amado.
Platón dice que el dios del amor reside en el Erastes, en el amante, y no en el amado, no en el Eromenes, y esto que Platón dijo pensando en esta idea del hombre mayor enamorado de la belleza del adolescente vale también para el amor heterosexual donde sucede a veces una diferencia de pasión entre dos personas.
Yo creo que el espíritu, el mérito, el drama, la responsabilidad está en el amante.
El Dios está en el Amante y el Amado es contingente, salvo que el Amado se convierte él mismo en Erastes y entonces comienza a formar parte de una interacción.
Fuente: Alejandro Dolina
Charla Inicial: Acerca de la Homosexualidad en Grecia y Roma
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